A veces cuesta imaginar que los animales puedan tener las mismas enfermedades que los humanos, incluso si éstas son mentales. En este artículo hablaremos del TOC, el trastorno obsesivo compulsivo, una enfermedad mental que genera pensamientos recurrentes y persistentes (obsesiones), que provocan angustia en los sujetos que la sufren.
En los humanos, estos pensamientos obsesivos no son las clásicas preocupaciones que podemos tener en nuestro día a día, sino que se convierten en pensamientos alejados de la realidad. Para no sentir ansiedad, las personas que sufren estas obsesiones, empiezan a realizar conductas repetitivas, llamadas compulsiones, que suelen ir seguidas de normas auto impuestas.Aunque parezca mentira, este comportamiento puede darse también en gatos y en perros.
¿Cómo detectar el TOC en un gato?
Si un gato tiene comportamientos exagerados y repetitivos, si por ejemplo, bebe agua durante 20 minutos, no se interesa por la comida pero la mira durante largos periodos de tiempo sin tocarla, se lame en exceso, deja de usar la arena para hacer sus necesidades. Todas estas causas podrían estar causadas por este trastorno mental.La edad, el género y la raza no parecen ser factores que influyan en este trastorno. Aunque hay algunas razas que pueden estar más predispuestas que otras, como los siameses y las razas asiáticas, que suelen manifestarla mediantemaullidos repetitivos o masticando tejidos de forma compulsiva.
¿Y en un perro?
Si tu perro se persigue el rabo constantemente, si se lame compulsivamente o se rasca, podría tener TOC. Se han realizado estudios en perros y se ha demostrado que las anomalías del cerebro de las personascon TOC son similares en los animales.
¿Qué hacemos si detectamos este comportamiento?
Lo primero que tenemos que hacer es acudir al veterinario, para descartar que no haya causas físicas que lleven a estos trastornos. Una vez descartadas las causas físicas, el siguiente paso es averiguar las causas que hacen que el animal se comporte de ese modo. Descubrir las causas no es fácil. A veces se trata de animales que no llevan bien las ausencias de sus dueños, cambios de trabajo que hacen que pase más tiempo solo en casa, animales que han sufrido maltrato o abandonos. En el caso de los gatos, principalmente, un cambio de casa puede desencadenar este trastorno, el aburrimiento o la falta de estimulación puede provocar también que adquiera hábitos perjudiciales. Si no logramos descubrir la causa del problema, o aún conociéndola, no logramos encontrar soluciones, lo más aconsejable es acudir lo antes posible a un etólogo veterinario.
Artículo realizado por: Miperroesunico.com
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