¿Se quieren los perros y los gatos?

Ya os hablamos en otro artículo sobre El Mundo Emocional del Perro, una publicación muy completa del autor Jeffrey Masson, que lo plantea como un modelo de sinceridad en el amor.

Hace un análisis y una reflexión muy interesante sobre la relación entre perros y gatos. El propio autor nos cuenta que desde pequeño ha convivido con perros y gatos y que nunca ha entendido la expresión “pelearse como gatos y perros” (que data del S. XV). Nos cuenta su historia, él tenía un caniche llamada Misha y una gata callejera llamada Megals. La perra cogía a la gata por el cuello y la llevaba escaleras abajo, la gata ronroneaba de puro éxtasis. Esto pasaba cuando las dos estaban en una temprana edad, pero después, cuando ya fueron adultas, siguieron haciéndolo. Las dos sabían que era un juego.

¿Qué significado tiene este juego entre especies que se parece tanto a la conducta entre depredador y presa? Si los perros y los gatos descienden de progenitores salvajes totalmente diferentes. Los perros pertenecen a una especie social y, por lo tanto, forman lazos de amistad, mientras que los gatos pertenecen a una especie solitaria y no forman esos lazos.

Está claro que los perros y los gatos disfrutan fingiendo que se comen una presa y que están siendo devorados por un depredador. Ambas especies saben que es un juego y conocen sus límites. El autor del libro nos explica que ha preguntado a otros dueños de perros que también tienen gatos si han detectado algo similar y, la mayoría sí lo han hecho. A los perros en general les gusta mordisquear el cuello de los gatos y a éstos les gusta ser mordisqueados.

Las causas de este comportamiento según Masson, se puede deber a la socialización temprana. Se deben haber criado juntos para desarrollar este especie de confianza mutua que se presupone en el juego. Es difícil ver a un perro y a un gato adultos que se acaban de conocer exhibiendo este juego íntimo.

Los gatos constituyen la otra gran especie domesticada junto a los perros, pero su forma de domesticación es bastante diferente. Los gatos viven muy cerca de los seres humanos, pero no son en absoluto serviles, sino que llevan sus propias vidas sin ser dominados. Los gatos pueden, como dice el clásico de Carl Van Vechten, The Tiger in the House, “volver al estado salvaje con menos reajuste de valores que cualquier otro animal doméstico”. Los estudios de gatos salvajes, demuestran que el comportamiento del gato casero se diferencia muy poco del de los que viven en estado salvaje. Así, podemos reconocer que los gatos no comparten su cariño con nosotros de manera tan libre y completa como lo hacen los perros.

Es casi imposible negar que, mientras los perros nos adoran, los gatos simplemente nos toleran. Según el autor, lo que deberíamos preguntarnos es si los perros y los gatos se quieren. A juzgar por el número de historias entre perros y gatos que no sólo forman amistades íntimas sino que incluso lloran la muerte del otro, se arriesgaría a decir que es probable que se quieran.

Artículo por: Miperroesunico.com

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