Científicos demuestran que los animales de compañía, además de hacernos la vida más feliz, pueden ayudar a las personas a corregir ciertos comportamientos, a mejorar sus virtudes e incluso a aliviar síntomas de enfermedades diversas o incluso el dolor.
Si un niño es hiperactivo, hace travesuras y no colabora en las labores del hogar, un gato cariñoso y sociable, que se deja abrazar, acariciar y mimar puede ser una solución para ayudarle a relajarse. El niño puede reducir sus niveles de estrés cepillando su pelaje, acariciándolo y sintiendo su suavidad. Sin olvidar que puede jugar con él, a esconderse por ejemplo (los gatos normalmente conocen este juego). Otra cosa que puede hacer un niño es imitar sus movimientos, sus posturas y estiramientos. Además, aprenderá responsabilidades relacionadas con el cuidado del gato como el cepillado, la alimentación o la limpieza de su bandeja de arena.
Otros estudios han demostrado que las personas que viven con gatos sufren menos estrés y menos ataques al corazón, y es que el simple hecho de acariciar a un gato después de un día duro en la oficina, puede ayudar a sentir más felicidad y reduce la sensación de soledad. Los gatos pueden ser muy positivos para enfermos de Alzheimer o en residencias de ancianos, pues son una fuente de cariño y de calma.
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Artículo por: Miperroesunico.com
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