Muchas son las personas que están rompiendo con el tópico de la adopción en edades tempranas y se aventuran a adoptar y en muchos casos salvar la vida de un perro ya adulto. La reeducación de estos perros suele ser un poco más intensa, porque muchos de ellos han tenido traumas anteriores, pero es perfectamente factible, además de ser gratificante. ¿Sabes cómo hacerlo?
Al año miles de perros son abandonados a su suerte y terminan en el mejor de los casos en perreras o adoptados por vecinos bondadosos o gente que no tiene miedo a la reeducación de los canes. De hecho, adoptar un perro adulto no tiene por qué suponer más trabajo que enseñar a un cachorro, aunque con matices diferentes.
La mayoría de las reticencias de los dueños que han adoptado a perros adultos terminan por disiparse cuando descubren que detrás de sus inseguridades y sus temores hay mucho amor por dar. Desafortunadamente mucho de los perros que se adoptan han sufrido malos tratos o abandono por parte de sus antiguos dueños, circunstancias que marcan a los canes durante la primera parte de su nueva convivencia.
Lo primero que debemos hacer cuando adoptamos a un perro adulto es llevarlo al veterinario para un completo examen físico que nos permita detectar posibles problemas de salud. Si el perro está sano, debemos estar muy atentos la primera semana y observar sin recriminar ni ensalzar ninguna de sus actitudes. Lo único que debemos hacer es darle mucho cariño pero observar cuál es su comportamiento y adaptación al nuevo hogar.
Pasada esa primera semana deberemos hacer una lista con los comportamientos que tiene nuestra mascota que no nos gusten o que pensamos que no son buenos para ella. Alguna de las anomalías que presentan este tipo de animales son:
- Pánico a quedarse solos
- Falta de apetito
- Hipersensibilidad al ruido
- Tristeza y apatía
Debemos entender que un animal que ha sido abandonado o que ha permanecido durante varios meses en un entorno hostil, como puede ser una perrera, puede haber quedado un poco marcado. En el caso de los animales que fueron abandonados, el pánico a quedarse solos suele ser una tónica normal. Ante este caso debemos desarrollar una paciencia extra con nuestro animal, ya que en su mente cada salida del hogar se le representa un posible abandono.
En la fase de reeducación es muy importante contar con tiempo, mimos y recompensas en forma de juegos o golosinas para el perro. Si el caso fuera la falta de apetito, lo único que tenemos que hacer es incrementar la actividad física del can, para que poco a poco salga de la apatía y vuelva a tener apetito.
Más adelante, en otros artículos hablaremos de qué hacer ante la hipersensibilidad al ruido, y si lo que le pasa a nuestro perro es que tiene tristeza y apatía, debemos realizar actividades de juegos dentro de la casa con los elementos domésticos y pasar varios minutos al día acariciándolo o peinándolo para que desarrolle nuevos recuerdos positivos que sustituyan a los que le atormentan.
Artículo realizado por: Miperroesunico.com
← Volver al índice de los consejos